Publicado el 28 de julio de 2021
De Los Aurones, la serie que me ocupa hoy se ha hablado mucho… Y se ha hablado mal. Muy mal. Y es que es una de esas series que por su estética no acabó de cuajar. Muñecos tirando a feos. Decorados tenebrosos, música lúgubre de sintetizador… Argumentos siniestros. Y todo ello enfocado a un público infantil. Aquello duró 26 semanas en emisión y hasta tuvo un largometraje. Posteriormente tuvo 2 reposiciones 5 años después de su estreno por La 1 y La 2 de TVE en horario matinal.
La producción de ésta serie era bastante artesanal. Desde los muñecos hasta los decorados, todo estaba hecho a mano. Se construían una especie de mesas con los decorados puestos encima, y por debajo estaban los marionetistas que manejaban los muñecos. Unos muñecos, que por cierto, eran de movimientos muy limitados y rígidos. Los efectos especiales se podría decir que eran también de facturación artesanal y marca de la casa.
Lo positivo de Los Aurones, por decir algo
Los Aurones también tuvieron su parte positiva: las canciones de apertura y cierre de la serie eran muy pegadizas. Los niños y niñas se encariñaron con Poti-Poti y Gallofa (los personajes más recordados de Los Aurones). Y para ser una serie tan extravagante, tuvo una considerable gama de productos en el mercado: puzzles, baraja de cartas, galletas, pastelitos, cómics, libros, muñecos, cuentos troquelados, un disco, etc…
También, la serie sirvió de inspiración en la creación de otra famosa serie también de Docon Films, Los Fruittis, con Gazpacho y Mochilo. Seguro que os acordáis.
Pero a pesar de todo, la serie ha envejecido muy mal y hoy en día no hay niño que se la trague ni 2 minutos. Yo siempre guardaré un buen recuerdo de todos modos, ya que era una serie que veías en familia y eso hoy en día es cada vez más raro.
Más sobre Los Aurones en todocolección.
Otra serie bizarra analizada en este post.